(Clasificación A // Rated A)
Por tus ojos mirar el mundo es un libro extraño, muy extraño, pero sabroso. Me lo encontré durante el II Encuentro de Poesía en Milpa Alta, lo revisé rápidamente, leí algunos versos y, tras ver que no estaba tan mal, lo compré. Cuanto más se hunde uno en las páginas de este libro, crece la extrañeza. No es una cosa que digas qué bruto qué bien escribe este cuate, pero tiene sus buenas líneas. Aquí dejo unos ejemplos para demostrar lo expuesto:
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Crucero Reforma
Trabajamos dieciséis horas diarias en las calles,
somos saltimbanquis,
un viejo oficio tan incomprendido como el arte moderno.
Somos abstractos, oscuros
e irredimibles a la gramática del orden público y el comercio.
Somos simples garabatos en el agua,
graffitis trazados con el tizne de la ciudad.
Nuestro trabajo dura lo que un alto de semáforo:
corro a la mitad de la calle,
mi hermano trepa a mi espalda y allí, en lo alto,
rozando la copa de los árboles
y teniendo como fondo el cielo,
hace malabares
o imita al simio de poder vigente en México.
Baja antes que arranquen los automóviles
y cada uno corre a pedir dinero.
No siempre nos dan monedas
pero uno que otro condoliente
echa a rodar a nuestras manos una hueca monedita
con la que nada se compra.
No somos casi nada,
no servimos para maldita la cosa
ni siquiera para dar lástima.
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Guarda
Soy el que siempre está detrás de ti,
el que ve lo que no miras,
el que te vocea las malas palabras,
el que ríe cuando lloras
y el que desea por ti a todas las mujeres.
Soy el que se emborracha cuando estás lúcido
y el que vigila el buen camino de tus sueños cuando duermes.
Soy el pobre diablo, noble y sabio que te mira vivir y morir a cada instante.
Soy el otro tú que no dejas ser,
el protagónico otro que te envilece y te impide ser enteramente libre.
Soy el otro yo que no eres y que vive tu sueño incógnito para ser realmente libre.
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Ciudad
De la ciudad me gusta
la loca sintaxis de tu risa,
la unidad dispersa de tu cuerpo,
la clara profundidad de tu silencio
y el guiño rojo y labial de tu sexo.
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Paciencia
Deja que la vida pase tranquila, lenta, sin prisas,
que la muerte un día tocará a tu puerta
son que la provoques ni la llames.
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Buena inversión
Para este viaje no guardes nada,
ni el polvo futuro de tus huesos
ni el último centavo de tus bienes
ni intentes quedarte con el fulgor de tus pupilas en racimo
porque se convertirá en árbol de tristezas.
No guardes nada, nada, nada,
ni deseos, recuerdos ni sueños
ni siquiera una gota de vida
porque a donde vas nada hay que puedas vender ni comprar.
Tu vida gástala ahora que puedes,
gástala hasta el último suspiro
y todo lo valioso que tengas tómatelo en vino, amor y placeres.
Lo que tengas véndelo, regálalo, distribúyelo entre los pobres,
desborda de tu nave todo lastre
incluidos tus sueños atados al pasado.
Libérate de todo peso que pueda impedir tu vuelo ligero y ascensional
porque día llegará que no habrá luz
y el universo volverá a su original capullo
para dormir por siempre en la eterna noche de la nada.
