.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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June 20, 2020

Oraciones

(Clasificación A // Rated A)

Salmo 23

El Señor es mi pastor, nada me faltará.
En praderas de delicados pastos me hará descansar
y conducirá mi alma hacia fuentes de tranquilas aguas.

Aunque camine por el valle de las sombras,
no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo.

Tu vara y tu cayado me sostienen.
Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida.

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Las letanías de Satán 
Charles Baudelaire 

Oh tú, el más sabio y el más hermoso de los ángeles, 
dios traicionado por la suerte y privado de toda alabanza, 
príncipe del exilio que padece injusticia  
y que, aunque vencido, te levantas más fuerte. 

Tú que lo sabes todo, rey de lo subterráneo, 
familiar curador de la angustia humana. 
Tú que aún a los leprosos y a los parias malditos 
despiertas por amor el gusto al paraíso. 

Oh tú que de la muerte, tu vieja y fiel amante, 
engendras la esperanza. ¡Que loca encantadora! 
Tú que das al proscrito esa mirada, ¡calma!, 
que en torno a un patíbulo condena a todo un pueblo. 

Tú que sabes en qué rincones de tierras envidiadas 
encierra el dios celoso las piedras más preciadas. 
Tú, cuya mirada conoce los profundos arsenales  
donde duerme sepultado el pueblo de los metales. 

Tú, cuya larga mano oculta los precipicios  
al sonámbulo que camina errante al borde de los edificios. 
Tú que magníficamente suavizas los duros huesos  
del borracho empedernido pisado por los caballos. 

Tú que para consolar al hombre frágil que sufre 
nos enseñas a mezclar el salitre y el azufre. 
Tú que imprimes tu marca, ¡oh, cómplice sutil!,  
en la frente de Creso, despiadado y vil. 

Tú que pones en los ojos y en el corazón de las jóvenes 
el culto por las llagas y el amor por los andrajos.  

Báculo de exiliados, lámpara de inventores, 
confesor de colgados y de conspiradores, 
padre adoptivo de aquellos que en su negra cólera 
arrojó del paraíso terrenal el dios padre. 

¡Gloria y loor a ti, Satán! En las alturas del cielo donde reinaste  
y en las profundidades del infierno donde vencido sueñas en silencio, 
haz que mi alma un día, bajo el árbol de la ciencia, cerca de ti repose, 
cuando sobre tu frente, igual que un templo nuevo, esparza su ramaje. 

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Himno a Satán 
Leopoldo María Panero 

Tú que eres tan solo una herida en la pared  
y un rasguño en la frente  
que induce suavemente  
a la muerte,  

tú ayudas a los débiles mejor que los cristianos,  
tú vienes de las estrellas y odias esta tierra  
donde moribundos descalzos se dan la mano día tras día  
buscando entre la mierda la razón de su vida. 

Yo, que nací del excremento, te amo;  
y amo posar sobre tus manos delicadas mis heces. 

Tu símbolo es el ciervo y el mío es la luna. 
Que caiga la lluvia sobre nuestras faces,  
uniéndonos en un abrazo silencioso y vil  
en que, como el suicidio, sueño sin ángeles ni mujeres,  
desnudo de todo, salvo de tu nombre,  
de tus besos en mi ano y de tus caricias sobre mi cabeza. 

Rociaremos con vino, orina y sangre las iglesias,  
regalo de los magos;  
y debajo del crucifijo  
aullaremos. 

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Nocturno 
Gabriela Mistral 

Padre Nuestro que estás en los cielos, ¿por qué te has olvidado de ? 

Te acordaste del fruto en febrero al llagarse su pulpa rubí, 
te acordaste del negro racimo y lo diste al lagar carmesí, 
arrojaste las hojas del álamo con tu aliento en el aire sutil, 
has herido las nubes de otoño ¿y no puedes volverte hacia ? 

Caminando vi abrir las violetas, el falerno del viento bebí, 

he bajado amarillos los párpados por no ver más enero ni abril, 
he apretado la boca anegada de la estrofa que no he de exprimir, 
¡y en el ancho lagar de la muerte aún no vienes mi pecho a oprimir! 

Me negó quien besó mi mejilla, me vendió por la túnica ruin; 

yo en mis versos el rostro con sangrecomo sobre el paño le di; 
en la noche del Huerto me han sido Juan cobarde y el Ángel hostil. 
Llevo abierto también mi costado y no quieres mirar hacia . 

Ha venido el cansancio infinito a posarse en mis ojos al fin, 

el cansancio del día que muere y el del alba que habrá de venir, 
el cansancio del cielo de estaño, el cansancio del cielo de añil, 
ya perdido en la noche levanto el clamor aprendido de ti: 

Padre Nuestro que estás en los cielos, ¿por qué te has olvidado de !?