.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

Warning

Warning

February 24, 2020

De "Labranza de amor" de Hugo Ramón García Guzmán

(Clasificación A // Rated A)

Contacto

Contengo en el ambiente por sorpresa
al viento en esta noche sublimada,
tu sinopsis que se hace de la nada
y persigue mi ser como una presa.

Contacto en el espacio tu promesa
de volverte verdad inesperada,
voy buscando en la sombra proyectada:
tu suave sensación que tengo impresa.

La montaña se mira poderosa,
el firmamento en astros se culmina,
y presiento tu esencia sigilosa.

Tu existencia me invoca y me trasmina
y la llevo presente y silenciosa
con la luz sideral que me ilumina.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Inesperada

Mas, delicadamente, apareciste
al encanto de aquella primavera,
vestida de crepúsculo viniste,
inesperadamente por mi vera.

In promto para mí, aconteciste,
como una flor que brota en la pradera,
en gotas de frescura floreciste,
desprendiendo tu negra cabellera.

Delineó tu figura enamorada
la luz del sol que supo que vendrías,
para dejarla en mí, pirograbada;

y tomando tus manos en las mías
con el temblor de amor de tu mirada,
me fundí con tu sangre en agonías.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Impresiones

Realizo al horizonte tu captura
con la luz que distante se enardece
al sentir en secreto que acontece
tu insistencia lejana que perdura.

Tu silueta se plasma en mi estructura
en esta tarde sola que anochece,
por el campo silvestre que enmudece
y a momentos me grita tu figura.

Tu cuerpo en la montaña lo presiento
y me llenas de ti, sin condiciones,
cuando tomas de mí cada fragmento.

Se fijan en mi piel tus emociones,
percibo tu latir, tu leve aliento,
y recorren en mi ser tus impresiones.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Emociones

Cuando a veces a solas te percibo
por el suave entreluz en el poniente,
tu figura me llega transparente
como débil perímetro furtivo.

Te descubro en la nada y te recibo
rodeada de una atmósfera latente,
por el aire te muestras inminente
y yo entre mis silencios te concibo.

Cuando quiero escapar de todo ahito,
me llegas como el sol en lo intangible
cuando muere la tarde al infinito.

Y se forma tu cuerpo perceptible,
y lo siento en el aire circunscrito
aunque estés para mí como invisible.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Licencia

Somos como la luz cuando amanece
con los tonos candentes de su lumbre,
que va cubriendo en oros de la cumbre
hasta el valle despierto que enardece;

como la plenitud que resplandece
al mediodía con radiante encumbre,
que se vuelve después en dulcedumbre
al crepúsculo sol cuando atardece.

Asteroide fugaz que desconjuga
la humanidad que sola descompensa
y el hombre por el hombre se subyuga.

Pero al fin somos sólo una dispensa,
un permiso de ser, un tiempo en fuga,
una nada minúscula que piensa.

February 16, 2020

Algunos poemas de Rafael López

(Clasificación A // Rated A)

Ruelas

El diablo, tu divino maestro de dibujo,
en tus sueños proclama la virtud de su influjo
y mandrágoras cortas con tus manos de brujo.

Y como gran artífice de belleza y gran mago,
los cabellos de Ofelia desparrama en tu lago
y en tu claro de Luna crucifica a un endriago.

Y aunque un fauno lascivo se encorva en tu cimera,
imitas a Jerónimo: tu querida primera
y tu querida última será una calavera.

La inspiración que mueve tu lápiz, digna es
de las noches protervas que gozó Gille de Retz,
de que Sirenas giman y bailen Salomés.

La ilusión despedaza su divino secreto
en el desbordamiento de tu numen concreto,
donde tiembla la sombra de un convulso esqueleto.

Taciturna y maligna, tu flotante quimera
tiene pechos de esfinge, de mujer la cadera
y a la flor del acónito huele su cabellera.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Guadalupe

Guadalupe es el nombre de la virgen indiana
que lleva del azteca, como signo de amor,
en los ojos, la noche de su negra obsidiana,
en la frente, la sombra de su eterno dolor.

Tiene endrino el cabello, cual la muda y arcana
aflicción de esa raza de broncíneo color.
Las excelsas mejillas de la faz soberana
son dolientes y obscuras cual violetas en flor.

Bajo el áurea diadema, las miradas sombrías
brillan intensamente tristes, dulces y pías,
de las densas pestañas en el suelto capuz.

Y los lisos cabellos -luengos mantos de penas-
esclavizan la gloria de sus sienes morenas
como el trágico símbolo de esa raza sin luz.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Voz andrógina

Mixta y cordial dicción la tuya
que no olvidará quien la oyere:
vuelta clarín en la aleluya
y sollozo en el miserere.

Voz andrógina, de dos sones,
favorable para que envuelva
la inquietud de los corazones
en su rumor de océano y selva.

Ante el fervor con que interpretas
el ensueño de los poetas
entre tus labios forastero,

pienso, en viudez de toda calma,
con qué gran voz dirás "te quiero"
cuando un amor te hiera el alma.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

La mala entraña

Árabe alondra de trazo pagano,
en su actitud un anhelo interpreta:
desabrochar el collar casquivano
y preguntarle su angustia secreta.

Ama y sufre. Un destino sujeta
el ademán de la mórbida mano.
Casi es sagrada la eximia peineta
como la mitra del papa romano.

La mala entraña madura sus frutos
en la mirada de trágicos lutos.
Negras ventanas de los corazones

celosos, notas de muda elegía,
flores de bruma, los ojos gachones
mueren en huertos de melancolía.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Nocturno

Seda obscura sobre sus piernas,
qué paradójico ataúd;
veo surgir de hondas cisternas
los mástiles de la inquietud.

Rueda en el lánguido sulfato
de sus miradas de candor,
el puñal del asesinato
entre los juegos del amor.

Cuando los labios sitibundos
beben en su boca feliz,
se le adelgaza la nariz
como la de los moribundos.

En el ritmo de su cadera
palpitan los flancos del mar,
la sangre de la primavera
y el dulce veneno lunar.

Aunque limpia de desengaños
la joven frente alza inmarchita,
parece que tiene mil años
como nuestra madre Afrodita.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Apresúrate

El tiempo pasa jadeante,
va corriendo como un lebrel.
Apresúrate, caminante,
por tener tu gota de miel.

Busca el beso en el labio amante,
admira la flor del vergel,
escucha al pájaro cantante
y prefiere al trigo el laurel.

Y sé como las mariposas,
que en las más perfumadas rosas
están a punto de partir.

Goza la vida, sabe todo,
que en este gran mundo de lodo,
no lo olvides, hay que morir.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

El amor

El amor atraviesa el plano
del mundo, haciéndolo temblar.
Va en el aire como un milano,
como un bandolero en el llano
y como un pirata en el mar.

De perfidia el ojo encubierto,
es lazo universal y fiel
a toda presa en trampa abierto.
El amor va por el desierto
como árabe en su corcel.

El amor en cualquier camino
deja oír su profunda voz.
Alegría del peregrino
que juzga cándido al beduino
por lo blanco del albornoz.

El amor medio aventurero,
medio cortesano, se ve
cual un ambiguo caballero
entre gandul y mosquetero,
un poco Gravoche y Condé.

Es imposible su añagaza
bélica de gran capitán
armado de acero y coraza.
Pero es más grave la amenaza
de sus ojuelos de truhán.

Después que la paz de Versalles
aliñe al mundo presidiario,
pasará el amor por las calles
con bonete universitario,

velando sus dientes de lobo
que un equívoco fulgor cruza,
pues bajo su indumento probo,
seguirá dedicado al robo
de la encarnada Caperuza.

El amor lleva en su egoísmo
una virtud justa y cabal.
Aya del eterno espejismo,
Venus vuela sobre el abismo
con su sonrisa sideral.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Cuando en la sombra

Cuando en la sombra taciturna
cuajan los focos su alcanfor
y enciende la fiebre nocturna
Venus, la del fácil amor,

va Scherezada, que promete
un cuento azul en un jardín,
con el técnico sonsonete
que sinfoniza su chapín.

Mas en el cuento sólo existe
ese fruto solemne y triste
donde se finca la desgracia

de Adán y su inquieta costilla,
que a veces lleva a la taquilla
irónica de una farmacia.

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Venus suspensa

Tu presencia en mi sombra se divulga
como el vuelo de un pájaro escarlata
con el que un pardo atardecer comulga.

Y tu alegría matinal desata
un sonoro esplendor sobre mi vida;
es una esquila de cristal y plata

que en silencio de muerte sacudida
me lleva del pavor del viernes santo
al júbilo de la Pascua florida.

Absuelto el corazón de su quebranto,
con el hechizo de tu primavera,
se agita en rosicler y en amaranto.

Así pinta la nube -pasajera
en el navío ardiente de la aurora-
la habitual palidez de su bandera.

El instante de nuevo se avalora
con la esperanza nómade, que el día
pugna en fijar al ancla de la hora.

Vuelve el halago de la melodía
que la ilusión maravillada canta
en un crepuscular violín de Hungría.

Un conjuro se gesta en la garganta
a las pupilas de inquietud de onda
que abrió el Maligno en tu perfil de santa.

A la audacia le grito que se esconda
y a la emoción que siga en su retiro,
pues sólo tengo en tu belleza blonda,

un sepulcro de oro a mi suspiro
y un sudario de nieve a mi deseo
-roto avión en escollos de zafiro.

En un milagro estoy: cuando te veo,
se deshace la hora en su segundo,
como el relámpago en su centelleo.

Me da la vida su ritmo profundo,
la pavesa interior sustenta llama
y un insólito abril me embruja el mundo.

Juventud, gracia, amor, es tu anagrama
claro, pero insoluble a mis delirios;
quisiera, para descifrar su trama,

ser jardinero, entre dulces martirios,
tras cómplice cortina de sonrojos
en tu regazo, de rosas y lirios,

sobre tu boca, de jacintos rojos,
y tardo Sol de veraniego alarde,
demorado en las hiedras de tus ojos.

Y en un palmo de azul, sola tu huella,
alivia mi crepúsculo cobarde,
cual la paloma de Venus la bella,
suspensa en las cornisas de la tarde.