.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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August 21, 2018

Escritor olímpico

(Clasificación A // Rated A)

El título de este texto ―estará desmenuzando usted― debiera ser Poeta Olímpico, pero eso habría posicionado este texto a mitad de aquellos tantos otros que revisan el tema de la poesía. No voy a proponer retomar arcaicas tradiciones de armar juegos olímpicos de oradores y payasos declamadores, porque muy de dioses (o para dioses) pero sigue siendo un concurso finalmente.
            Los concursos son un mal innecesario. No sé si en algún otro tiempo ―antiguo o futuro― los concursos fueron (o serán) benéficos para las disciplinas que practican los participantes. No lo digo en forma de crítica al sistema de competencias actual ―actual para mí es el siglo XXI― donde sólo uno resulta ganador y deja a TODOS los demás como perdedores, sino por el hecho de la desvalorización preconizada con intención de diminuecer al prójimo para vencer uno mismo. Voy a poner un ejemplo: los escritores escriben y tratan de escribir bien y, aunque las más veces no lo logran, alguno que otro sí lo consigue. Un escritor ―esto que digo es irrefragable― debe leer treinta o setenta veces más de lo que escribe, por supuesto debe leer a los clásicos a los grandes que estuvieron antes que él, pero también a sus contemporáneos. No debe ser un adulador incomprensivo falto de juicio que, al no entender nada, dice que todos los escritores jóvenes son buenos; en contraste, debe ser un sensato lector de su propio tiempo con un juicio justo y ―aunque les duela― severo, porque sólo así se puede valorar lo verdaderamente nuevo bueno. Pero como tú quieres ganar y para ganar hay que tener porte de ganador, pues entonces te portas como si tú fueras el único buen escritor y ni siquiera los lees, como si leerlos les pusiera una estrellita en la frente de buen escritor en automático.
            Los concursos, en suma, dividen. Por ende, no necesitamos unas olimpiadas que dividan a nuestros escritores, porque para eso tienen orgullo, condescendencia y estupidez.

August 15, 2018

Dos bonitos

(Clasificación A // Rated A)

Elogios a la brevedad hay muchos y no me dedicaré ahora a agregar uno al montón ni a recordar los que ya están hechos. Sólo me limitaré a congeniar con ellos y sin más palabrería explicativa, como regalo o como ejemplo (como se lo quiera ver), compartiré dos textos del libro "Los mundos de Okiris" de Alfredo García Servín.


La segunda creación
Dios tomó el barro y empezó a amasarlo al igual que la primera vez.
            —¿Cuál fue mi error? —Se pregunta al pensar en la destrucción del género humano—. ¡Claro! —exclamó feliz—, ¡mi error fue crear a Eva del cerebro de Adán, ahora lo haré de una de sus costillas!
  

Dentro de ti
Cuando sentí desparramarse mi esperma dentro de ti, comprendí con tristeza que había dejado de ser un hombre libre.

August 06, 2018

Insigne invectiva

(Clasificación B // Rated B)

La figura de Walt Whitman se ha metido en mi cabeza últimamente. Lo veo en cada rostro, lo escucho en cada verbo; de pronto, creo que lo conozco o, peor aún, que él me conoce. Siento como si invadiera mis sueños y mis recuerdos; ocasionalmente pienso que es mi mejor amigo o incluso mi padre. Tal vez somos íntimos amantes, tal vez él reencarnó en mí, tal vez yo soy Walt Whitman. Tarde o temprano, uno llega a conocer por completo a todo el mundo, excepto a uno mismo.
            Irrecusablemente, un joven nicaragüense me ha descrito como un santo, patriarca y sacerdote, profeta, poeta e incluso se atreve a llamarme emperador. Me miro al espejo y no me reconozco. Tampoco el fanatismo de un joven español logra atinar un sustantivo. Él jamás lo habría creído, pero tanto como estaba enamorado de un viejo hermoso, seguramente se odiaba a sí mismo. La barba enmarañada no es de mariposas, sino de murciélagos; sólo hay que quererlo ver.
            Todo lo que se ama se repudia al mismo nivel. Yo siempre he amado mi país, su bandera, su himno, su gente, su gobierno; pero tanto como lo amo, también lo aborrezco. Casi tanto como lo odio, le temo; y casi tanto como le temo, me da lástima. ¿Por qué habría de anunciar un tiempo mejor para el futuro?
            País de hierro, dice uno; ciudad de cieno, dice el otro. La verdad, alambre y muerte es lo que hay. La verdad ambos la conocieron, pero sólo el primero tuvo las agallas de aceptar su amor, su odio, su temor y su lástima por mi nación cuando escribió a Teddy Roosevelt:

«Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!»