.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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June 24, 2018

Todo termina por co-romperse

(Clasificación A // Rated A)

La soltería me deprime, me desconsuela. Mas lo prefiero así, no por ser de esos enjutos engreídos repelentes del amor, sino porque soy un arcaizante romántico ―que no es lo mismo ni es tan tonto. Mi amor está condicionado por el respeto, la virtud, el honor, la dignidad, la reputación ―no se interprete esto como simple recato sexual; utilizo dichas palabras por su significado real, no por su carga social― y tantos otros valores más. No podría (pues no querría, ya que me parece inaceptable y aberrante) degradar el amor al nivel de una orgásmica fantasía coital.
            Cuando veo una pareja de enamorados, no puedo dejar de imaginar su pene en su vagina. Tal vez sea un trauma freudiano el que me embarga, pero él siempre termina por repugnarme y ella por desmadejarme. Yo prefiero mi soltería ―aunque me desmoralice y me atribule―, porque odiaría (aun siquiera imaginar) la vileza de mi pene en la vagina de mi amada.

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