.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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December 29, 2019

Poemones

(Clasificación A // Rated A)

Si muerto se tiene amor
Mariano Melgar

Si muerto se tiene amor,
después de muerto he de amarte;
aunque esté en polvo disuelto,
polvo seré, mas polvo amante.

Dulce imán, vive segura
que mi pasión fina y tierna
será tan firme y eterna
como el alma que lo jura.
Mi corazón te asegura
que será muy superior
al tiempo consumidor,
y juzgo que he de quererte
aun más allá de la muerte
si muerto se tiene amor.

Aunque en el cuerpo su saña
sin piedad la parca ejerza,
no llega al alma la fuerza
del filo de su guadaña,
pues la pasión tan extraña
con que he llegado a adorarte
ocupa mi noble parte
y tú misma en mi alma estás.
Si ésta no muere jamás,
después de muerto he de amarte.

Allá en la mansión sombría
de los manes, sin cesar
con vuestra sombra ha de andar
unida la sombra mía.
En balde la muerte fría
en su tumba tendrá envuelto
a un cadáver que está yerto,
pues mi amor conservaré
y siempre te adoraré
aunque esté en polvo disuelto.

Fénix amante he de ser
y de mis propias cenizas,
si con mi amor simpatizas,
por vos he de renacer.
Jamás dejará de arder
mi dulce llama un instante,
pues siendo vivificante
a mi amor dará sentido
y aun en polvo convertido
polvo seré, mas polvo amante.

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Ruelas
Rafael López

El diablo, tu divino maestro de dibujo,
en tus sueños proclama la virtud de su influjo
y mandrágoras cortas con tus manos de brujo.

Y como gran artífice de belleza y gran mago,
los cabellos de Ofelia desparrama en tu lago
y en tu claro de Luna crucifica a un endriago.

Y aunque un fauno lascivo se encorva en tu cimera,
imitas a Jerónimo: tu querida primera
y tu querida última será una calavera.

La inspiración que mueve tu lápiz, digna es
de las noches protervas que gozó Gille de Retz,
de que Sirenas giman y bailen Salomés.

La ilusión despedaza su divino secreto
en el desbordamiento de tu numen concreto,
donde tiembla la sombra de un convulso esqueleto.

Taciturna y maligna, tu flotante quimera
tiene pechos de esfinge, de mujer la cadera
y a la flor del acónito huele su cabellera.

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Percusiones
Eduardo Langagne

Madre
Madre muerta

Mi tambor sobre tu tumba madre muerta

Suena el cuero del tambor sobre tu tumba
Y mis manos sobre el cuero del tambor sobre tu tumba

Las uñas de mis manos
Golpeando sobre el cuero del tambor sobre tu tumba
Madre muerta

La sangre de las uñas de mis manos
Sobre el cuero del tambor sobre tu tumba

La sangre de tu cuello está en las uñas de mis manos
Que golpean sobre el cuero del tambor
Sobre tu tumba tumba madre muerta

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Shakespeare
Guadalupe Amor

Shakespeare me llamó genial;
Lope de Vega, infinita,
Calderón, bruja maldita;
y Fray Luis, la episcopal;

Quevedo, grande inmortal;
y Góngora, la contrita;
Sor Juana, monja inaudita;
y Bécquer, la mayoral;

Rubén Darío, la hemorrafia,
la hechicera de la magia;
Machado, la alucinante;

Villaurrutia, enajenante;
García Lorca, la grandiosa;
y yo me llamé la Diosa.

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A un ángel caído
Antonio Plaza

Bella y feliz, señora respetada,
fuiste en áureo salón reina preciosa;
mas te dejó la suerte caprichosa
sin hijos, sin honor, sin fe, sin nada.

Por quemante despecho arrebatada,
hoy que pululas en crápula estruendosa,
eres más que el cinismo escandalosa
y más que la desgracia, desgraciada.

Te comprendo, ¡infeliz!, porque infinita
amargura también guarda mi seno
y también como tú, mártir maldita,

me revuelco en un Gólgota de cieno,
que la inmensa desgracia necesita
retar al mundo y maldecir lo bueno.

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