.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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April 28, 2020

3 poemas de Luis Paniagua

(Clasificación A // Rated A)

Mi vecina

Mi vecina es malvada. Todos los días, justo a la misma hora que yo elijo, abre las llaves de la ducha. Me hace pensar que conoce mis horarios; me hace pensar en una imagen vaporosa enfrente de un espejo; me hace pensar en una sombra que nace de otro cuerpo pero se pega al mío... Y alguno de los dos, siendo el doppelgänger, monstruosamente repetido en los gestos del hermano inocente, que sin saber engendra el envés de sí mismo.

Mi vecina es siniestra. Todos los días, encima de mí, abre las llaves de la ducha: primero la caliente, luego la fría, y la va regulando hasta encontrar la temperatura exacta que prefiere mi cuerpo, y se ducha conmigo. Yo oigo el agua que cae, que escurre, que forma un remolino y que pasa y que siempre es la misma dado que nos bañamos en el mismo río. Y me hace pensar en un titiritero, un perverso Geppetto que, por encima de mí y con hilos acuosos, controla mis pasos, mis movimientos.

Mi vecina es terrible. Seguro estoy que quien me toca es ella a través de mis manos que tiene dominadas. Me hace pensar, incluso, que ha tomado el control, también, de mi escritura.

Mi vecina es hermosa... y predecible.

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Constancia de vecindad

A veces, cuando no puedo dormir, pongo atención a los ruidos que me quitan el sueño y escucho el ajetreo de mis vecinos: chancletean las pantuflas, barren a deshoras, arrastran improbables objetos contundentes, chirriantes...

En ocasiones pensaba en ellos como en fantasmas: almas en pena que arrastraban tras de sí las invisibles pero sonoras, pero estridentes cadenas de sus culpas.

Ahora prefiero imaginarlos, vivos aún, hechos un manojo de angustia, balando, pues, de miedo, encañonados por implacables, inefables, insensibles, siniestros sicarios, y que esos ruidos no son más que las paletadas rápidas que logran al cavar sus propias tumbas.

Son así, pues, los blancos corderitos que convocan mi sueño. Mas temo que van, desde mi corazón, sin más al matadero.

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Naufragio

Vienes desde muy lejos:
 desde el sueño a tu cuerpo,
de tu cuerpo a la cama,
de la cama a esta noche,
de esta noche a mi sueño
y me despiertas.

Me sacas del sopor,
de la cama caldeada:
estás sedienta.

¿Qué desiertos cruzaste?,
me pregunto ahuyentando
los mosquitos del sueño.

¿Qué parajes lejanos?,
me interrogo en silencio,
mientras salgo del cuarto
y paso a la cocina
por un vaso de agua.

¿Qué inclementes paisajes
o secretos encantos
has dejado atrás tuyo
por llegar junto a mí
desde tan lejos,
sedienta como un náufrago,
pero silenciosa,
con un enigma adentro
como el de una botella?


April 27, 2020

De "El rehilete" de Armando Gutiérrez Méndez

(Clasificación A // Rated A)

El alma de los monstruos

Cuando San Agustín era obispo de Annaba fue a Etiopía con algunos servidores de Cristo para predicar ahí el evangelio, y vio en aquel país muchos hombres sin cabeza que tenían dos ojos grandes en el pecho. San Agustín decide que los monstruos de Etiopía carecen de alma, ya que ésta reside en la cabeza, y por eso no los bautiza. Meses después fue a Egipto y vio en aquel país muchos hombres que tenían dos cabezas. Uno de sus detractores le pregunta si entonces bautizará dos veces a los monstruos de Egipto, ya que al tener dos cabezas tendrán entonces dos almas. San Agustín evita entrar en polémicas escabrosas y se marcha inmediatamente de Egipto sin bautizar a los monstruos. Ya de regreso decide nunca más internarse en las tierras inauditas de África y permanece en Annaba hasta su muerte, donde su fe y su ciencia jamás fueron ya perturbadas.

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El incorpóreo

Se avergonzaba de tener cuerpo, ni en busto ni en retrato permitió que su imagen se reprodujera, no se bañaba y soportaba la enfermedad sin tomar remedio. "Buscar el bienestar del cuerpo --afirmaba-- es no conocerse a sí mismo". Amelio consigna: "Conocimos un cuerpo tapizado de llagas, enjuto, encorvado, torpe en sus movimientos. Tiempo ha que el maestro se había desentendido de ese cascarón". Durante varias ocasiones en su vida, y mediante la purificación y el ejercicio del pensamiento, pudo elevar a sí mismo hasta una compleja y extática unión con lo divino; pero esto duraba muy poco y cuando regresaba descubría con tristeza que el cuerpo seguía ahí, y las úlceras y las pústulas en la piel y las anginas de pecho y la gota y el hambre y el reprimido deseo sexual y el insomnio y el dolor y la hediondez.

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El misterio de las vírgenes locas

Cierto día un taumaturgo fabricó una gigantesca mosca de bronce que permanecía suspendida en el aire y proporcionaba a cuantos la veían pensamientos púdicos. Las mujeres escitas destruyeron la importuna mosca y pregonaron que se entrearían a quien les obsequiara un elefante. Entonces el taumaturgo metió un elefante dentro de una botella, lo entregó a las mujeres y, en lugar de la recompensa amorosa, pidió que le permitieran reconstruir su mosca. Las mujeres, enfurecidas, le arrancaron los ojos y lo hicieron su esclavo. El taumaturgo, no obstante, conservaba sus poderes y se vengó engendrando una plaga de serpientes, luego otra de sanguijuelas, liberó al elefante, que creció tanto que destruyó la ciudad. Hecho esto, el mago se encerró en una esfera de cristal donde no se corrompía la carne. Cuando las mujeres escitas regresaron no lo dejaron salir de ahí, reconstruyeron la ciudad y vivieron felices muchos años, entregadas a los nobles placeres de la carne mientras el mago las contemplaba indolente desde su esfera de pureza.

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Ramera

La mujer que se agranda los ojos con color negro, se engalana con telas azafrán, se coloca redecillas de cobre para sostener ss senos, se encamina a la zona de sepulcros, y, dominada por el prurito sensual y bajo un nombre fingido, se exhibe desnuda, la vulva tensa y fragante de hipómanes, en un cuarto de tapices desgastados y ennegrecidos por el humo de las lámparas, y recibe las caricias de los que entran y les exige la paga, y a falta de hombres, y si el torrente de vino añejo aún empapa su entrepierna, no vacila en someter su culo a un asno, y luego regresa a su casa, ya entrada la noche, llevando en su pelo, en sus manos, en su pecho y en sus piernas, el olor del falerno y la peste del lupanar. Estas mujeres están obligadas a colgar en la puerta de sus casas, a manera de insignia, una rama de laurel rosa.
(lex voconia, 169 a.C.)

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Bocavulva

En sus estudios vulvarios, el profesor Pedro Martín Sarmento apunta que la analogía entre la boca y la vulva era tan evidente para los nahuas que al nombrar a esta última usaban el vocablo tepilli, palabra compuesta con las raíces tentli (labios, boca) y pilli (niño, bebé). El pintor flamenco Pedro Hays representa la entrada del infierno como una gran boca velluda y rosada. En forma de una vulva los matabeles veneraban a su diosa Ma; otras representaciones de Ma la describen como una gran boca que se traga a los hombres y luego escupe su sangre. Al final de la casida La mujer galante, el poeta persa Onsiri escribe: "Yo, flor que se abre lasciva, con prurito en la carne, yo vine a darte placer, florida vulva mía, paladarcito inferior mío".

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La cuadratura del círculo

En sus vanos intentos por demostrar cómo el cuadrado se hace igual al círculo, el cosmómetra Paolo Zingarelli delineó un poderoso talismán geométrico con el cual, supuso, sería posible evocar a los ángeles. Algunos años después de haber dado a conocer su talismán, Zingarelli, quizá abrumado por el fracaso del mismo, escribió: "El cielo y sus ángeles son una curva, ¿qué puedo hacer yo, qué pueden hacer los demás hombres, si todos somos una asíntota?" A pesar de todo, en los últimos años de su vida siguió intentando cuadrar el círculo.

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Historia del rabino, la mujer y el sensual

Cierta noche, al entrar en una posada, Josué ben Perajia y su discípulo fueron recibidos por la dueña, una mujer de sonrisa liviana que en el acto les quitó las sandalias, lavó sus pies con perfume y los condujo a la mesa. Josué ben Perajia alabó la fragancia, el mantel blanco y, después de cenar, la comida y el vino. "¿Qué dices tú?", le preguntó a su discípulo. "Rabí --respondió éste--, la mujer tiene hermosos ojos". "¡Malvado! ¿De esto te ocupas?", exclamó el rabino y lo abofeteó. La mujer intercedió por el discípulo y el rabino la llamó viciosa, entonces la mujer tomó un ladrillo y lo arrojó a su cabeza. Esa misma noche, luciendo una venda en la frente, Josué ben Perajia abandonó la posada. La mujer y el discípulo, por su parte, cogieron el ladrillo, lo colocaron encima de la mesa y empezaron a adorarlo.

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La tierra cóncava

Antes de internarse en el Polo Sur, de donde ya no regresaría, el capitán francés Justin Prérogue escribió en su bitácora: "Y declaro que la tierra es cóncava, que el cielo no es infinito, sino circunscrito, que el Sol es un guijarro ignífero situado en el centro de la Tierra, que las estrellas son chinas brillantes que forman parte del gas que llena el interior del globo, que lo que llamamos planetas son pequeñas esferas de piedra, huecas también, y que en el interior de cada una de ellas existe otro mundo, por lo tanto, concluyo que nuestra propia esfera terrestre está contenida dentro de otra más grande, dotada ella misma de un universo particular, y así sucesiva e infinitamente.".


April 26, 2020

3 poemas de Mónica Suárez

(Clasificación A // Rated A)

Punta sombría

A veces siento que soy cada vez
menos tinta, menos cuerpo, menos ojos abiertos
y me caigo.
Me resbalo en el lodazal de mi propio laberinto,
de mi siempre lamento que gotea.
Cansada estoy de mí, de mi triste mueca,
de esta palabra gris
y del raro olor a muerte que me viste.

Qué ganas de no ser más que palabra
carente de memoria y deseo.
No sé si quiero rescatarme,
si busco salvarme de mí,
de la persecución en la memoria,
de los días siempre exactos,
niebla a niebla,
iguales a un no querer comprender que no se mira
esta llaga abierta en la pupila
que seguirá abierta
por los latidos infinitos de los días.

Tumbada estoy ahora en estas lágrimas,
sobre este vómito herido de palabra
y no sé si quiero levantarme.

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Incrustada niebla

Yo no sé si es la sombra de viejos paraísos
la que congela el ser en indiferencia y frío.
A veces nos lamemos como animal herido
cicatrices ajadas que dejan los abismos.

Pero no nos miramos, permanecemos solos,
incapaces de entregarnos a la espiral del ojo
y es como si el infierno que palpita en nosotros
nos dejara desnudos en nuestro propio lodo.

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En la almohada del aire

Qué fácil es mirar al árbol desnudarse,
quitarse sin pudor su envejecido traje
y abandonarlo así en la almohada del aire.

Por qué no puedo yo quitarme igual la piel marchita,
abandonar junto con ella las más graves heridas
sin que mi cuerpo sangre,
sin que me cueste tanta vida.