.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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January 19, 2019

Juanito y el lobo

(Clasificación A // Rated A)



Ser poeta é ter de mil desejos o esplendor
e não saber sequer que se deseja!
Florbela d’Alma Da Conceição Espanca


En estos tiempos de ultrapostmodernidad, ser poeta ya no sirve ni para hacer poesía…

En algún momento del pasado, los poetas eran tipos melancólicos, harto tristes, odiaban al mundo porque el mundo los acechaba con sus penumbras y sus letargos; eran sujetos oscuros y solitarios, hoscos y antipáticos, abandonados por la fortuna. Pero ya no más. En 2019, un poeta triste es un payaso ridículo, un adolescente desubicado, un extraño reticente.
            Sin embargo, aunque ya ningún poeta lo es, todos se sienten macilentos incomprendidos llenos de tristura anegable. Es un personaje que tienen que defender porque creen que la tristeza es una característica natural del poeta (como el héroe que tiene que ser valiente o la madre que tiene que ser amorosa). Es una mentira, una máscara, una pose que adquieren frente a los no-poetas, pero entre ellos se saben alegres y afortunados, son amigables, amistosos, se emborrachan como cualquier otro grupo de amigos, ríen, se cuentan chistes, se alburean, se entienden entre sí.
            Lo malo de todo esto es el caso “Juanito y el lobo”. Cuando surge un poeta que sí está hueco y afligido, ya nadie se lo cree. Porque los poetas, así como no son románticos enamorados, tampoco son tristones acongojados.

Probablemente nadie me lo crea. Yo soy ese Juanito y el lobo. Yo soy el triste ridículo e inmaduro. No lo soy porque quiera serlo; de hecho, no quiero serlo más. Pero la tristeza no se va. He intentado con amigos, con familia, con trabajo, con dinero, con sexo, con alcohol, con arte, con poesía, con religión, con filosofía, con literatura, con banalidades materiales, con profundidades espirituales, con socializaciones, con fama, con poder, con terapia, con medicina, con deporte, con gimnasio, con estudio, con juegos, con mascotas, con un montón de cosas más. Pero la tristeza no se va. La tristeza no se va.
            Este texto no tiene intenciones literarias. Es una confesión, una declaración, un llamado de auxilio. Si estás leyendo esto, créeme, no estoy siendo literario, estoy siendo sincero. Necesito ayuda.
            ¡Ayúdame! Busca la forma, por favor. Ya no sé qué hacer. No sé ni siquiera por qué sigo triste; no tengo razones para estarlo. Ayúdame.

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