.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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April 01, 2022

25 de junio - Antonio Plaza

(Clasificación A // Rated A)


«Si desolado y triste es durante el día, por la noche Veracruz es lóbrego: uno que otro farolillo alimentado con aceite ilumina débilmente a trechos las paredes amarillas comidas por la acción salitrosa del aire, conservando algunas de ellas todavía los agujeros que hicieron las balas del General; la mar allí, a dos pasos, semeja un sudario que se incha y truena; dentro del mar y a algunos centenares de metros, la masa uniforme del llamado Castillo de San Juan de Ulua se levanta en las tinieblas apenas disipadas por la luz intermitente de su faro; no hay brisas ni estrellas, el cielo está cubierto de nubes y el suelo con densos vapores. Nada es más lúgubre y sombrío que ese paisaje; el escenario es trágico, como la escena que en él se representa. En esa noche de junio, la tierra parece un cementerio.»

 

Son éstas las memorias de Sebastián Lerdo de Tejada, a través del ojo editor de Paulino Martínez, sobre la lóbrega noche del 24 de Junio.

 

«¡Mátalos en caliente!» fue la orden que dio Don Porfirio Díaz al verdugo general Luis Mier y Terán, quien fuera en realidad Luis Domínguez, lacayo de un Sr. Mier y Terán en Orizaba, señor ‘desaparecido’ sin rastro ni testamento en 1854; un año después, en Veracruz, se presenta el lacayo y reclama todos sus bienes, sus tierras y hasta su apellido.

 

«Porfirio Díaz, que tiene como la serpiente el don de fascinar a ciertos imbéciles, arrastró a Mier y Terán de su lado. La fidelidad, que en los organismos inferiores es terriblemente sumisa, en el organismo de Mier y Terán degeneró en bestial: ya no era sumisión de hombre a hombre, sino de perro a amo. Sentíase dichoso el desdichado idiota en lamer aquella mano empapada en sangre. Luego, dado su estado patológico, se encontraba en aptitud de cometer cualquier locura. Lo que en ese espíritu embrionario hubiera de generoso y humano se ofuscaría desde el momento en que se tratara de obedecer. Ofuscado aquella noche de junio, sólo quedó funcionando la ferocidad instintiva de la hiena.»


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