.el abc de la estupidez (publicado el 1º de marzo del 2016) es un texto sumamente inútil e inservible. Podría no existir y eso no afectaría el curso de la historia humana; o bien, podría sí existir y eso afectaría mucho menos. Como hablara Joaquín Mortiz del libro Movimiento perpetuo de Augusto Monterroso, éste es “uno de los pocos libros declaradamente prescindibles de todos los tiempos”.

Puede leer y descargar el texto totalmente gratis en el siguiente link: .el abc de la estupidez

P L A G I O S es el texto que sucede a .el abc de la estupidez y fue publicado el 29 de septiembre del año 128 d. H. (después de Hitler). Este texto es un himno, un homenaje, a los grandes autores pilares tanto de mi lectura ―y, por consiguiente, de mi escritura― como de mi ideología literaria. ¡Gloria y loor a mis maestros! Aunque no estoy a la altura de tan brillantes hombres, siempre puedo rendirles tributo y gratificación. ¿Y qué mejor forma de hacerlo que un gran cínico y descarado plagio?

Lea, descargue y plagie este texto en el siguiente link: P L A G I O S

HuMoRaLeJaS . . .(publicado en 2018) está más bueno, aunque también más inútil y menos simple. Este texto da evidencia del talento evolutivo humano para hacer complejas maravillas a partir de los absurdos más huecos. Si ya leyó los dos primeros libros, no lea éste; si no los ha leído, tampoco.

Link para leer y descargar el texto (aunque siempre puede ignorarlo a voluntad): HuMoRaLeJaS

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May 19, 2019

Sólo palabras

(Clasificación A // Rated A)

Alguna vez leí (y, de hecho, después lo plagié), en algún libraco desusado, que las palabras no sirven para nada, que las palabras son sólo desplantes inmaduros de ideas intensas. Por ejemplo, subirse a un barco y desde la proa gritar "Soy el rey del mundo" en realidad no te vuelve el rey del mundo. Lo que es más, las palabras son mentiras, y lo son porque podemos mentir; un pulso sanguíneo expresa verdad, no podemos mentir con el ritmo cardiaco (a pesar de los budistas y otros necios). Las palabras, sin embargo, son capaces de mentir, por lo que no podemos confiar en ellas. ¿Cuántas veces te han dicho "te amo" y después de un tiempo te das cuenta que fue mentira? Los políticos y los comunicólogos están llenos de mentiras lingüísticas. Y si escribo aquí, en este blog, ahora, justo en esta oración, con cualquier combinación gramatical o idiomática "me voy a matar", ¿alguien me lo creería?, ¿alguien haría algo al respecto?, ¿alguien lo leería siquiera? Y aunque alguien sí lo hiciera, ¿de qué serviría? En realidad, las palabras no sirven para nada, porque son capaces de mentir; en cambio, el suicidio es veraz: cuando me quite la vida, pues no podré mentir con ello. Mientras tanto, decirlo no sirve para nada. Entonces, ¿para qué seguir escribiendo? Más importante, ¿para qué seguir leyendo? Lo peor de todo es que, desde hace algún tiempo (muy poco en realidad), me he dado cuenta que ya no confío en mis propias palabras; ¿cómo saber que no me estoy mintiendo a mí mismo? ¿Cómo sé que no le miento a los otros? Y lo que más me duele, con un dolor novísimo, es que usar las palabras (para escribir, para pensar) es lo mejor que sé hacer en la vida. Es decir, lo que hago mejor en la vida es mentir.

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